Bloodlines es un juego basado en el excelente RPG de papel y lapiz Vampire The Masquerade, pero que no guarda ninguna relación con otros videojuegos del mismo universo. Aclarado eso, puedo ahora afirmar que Bloodlines, la joya póstuma de Troika Games, es tal vez uno de los juegos más hipnóticos.
Increíblemente atrayente, a pesar de su antigua gráfica. Increíblemente absorbente, a pesar de sus muchos bugs. Increíblemente re-jugable a pesar de su linealidad.
Es uno de los pocos títulos donde se puede llegar a sentir toda una atmósfera envolvente y cautivadora, presente en los escenarios, en los diálogos y en los acontecimientos. Una atmósfera que representa muy bien todo ese sub-mundillo clandestino, oculto y super-natural de los vampiros.
Veredicto: Muy Bueno
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